No es necesario un desastre nuclear para imaginar cómo sería una ciudad post-atómica. Basta con ir a Detroit. Vacíos urbanos hasta donde el ojo puede ver. Casas que navegan aisladas en un mar de verdes silvestres. Calles enormes vacías. Rascacielos en ruinas. Estaciones ferroviarias en ruinas.
Hoteles abandonados, perros extraviados en la calle, fachadas enteras sin una ventana. Los vidrios rotos por doquier. Escuelas abandonadas. No más niños en las calles. Los datos proporcionados por el Censo de EEUU fotografían una ciudad apocalíptica.
La ciudad de Detroit cayó al nivel demográfico que tenía antes de la introducción del Modelo T. Con un espectacular -25% en 10 años, la población de Detroit ha regresado a un nivel de la era pre-industrial, del siglo XIX.
De 1.850.000 habitantes en 1950 a 713.000 en 2011. Espectacular. Digno de una película de ciencia ficción. Decoro barato digno de la serie “Robocop”. La gente se marcha de Detroit. Escapa.
Las casas son abandonadas. Luego son destruidas por la policía por temor a que se conviertan en presa de la delincuencia. Los rascacielos son abandonados. Las fachadas parecen acribilladas por una guerra civil estilo Beirut 1980.
¡Los vacíos urbanos del área municipal de Detroit son tan extensos que podrían acomodar la ciudad de San Francisco entera! La ciudad está en bancarrota y el alcalde intenta, desesperadamente, encontrar una solución: transformar las áreas vacías en tierras agrícolas. Agricultura después de la industria. Buena suerte Sr. Marchionne.
Hay más de 50.000 perros vagabundos deambulando por las calles. Un desastre ambiental sin el uso de ojivas nucleares. La baja densidad mata. La viciosa espiral – el descenso económico, el declive demográfico, la quiebra- es la pesadilla de cualquier ciudad.
Detroit era una fantástica iudad en los años 30 del siglo pasado, Había llegado a su punto culminante en 1950. Pero entró en decadencia. En la actualidad su área urbanizada es inmensa e inmanejable.
Los costos de mantenimiento de las carreteras diseñadas para una ciudad de 2 millones de habitantes ya no son viables para una ciudad que volvió a niveles pre-industriales.
A todos los candidatos a la alcaldía de las ciudades actuales del mundo les haría bien leer y estudiar detenidamente el caso de Detroit, cuando contemplen lo que sucede en una ciudad de baja densidad.
La baja densidad genera declive, déficit económico, inseguridad, delincuencia.
Cuidado al construir la ciudad para el automóvil... Atención al usar la triada de. “hipermercados / autopistas / suburbios-cajas inmersas en el verde”.
¡La pesadilla está a la vuelta de la esquina!
Si Detroit ha perdido 1,1 millones de habitantes en 60 años, Bolonia, con una espectacular -120,000 habitantates (de -20%) en 40 años y el paralelo aumento del 90% de su área urbanizable está lista para la bancarrota.