Wednesday, May 26, 2010

NUNCA ODIES A NADIE Y PERDONA SIEMPRE

 
 

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via Estoy a tu lado by Monja de Clausura Orden de Predicadores on 5/26/10



Nos encontramos en plena guerra civil en España, suenan las sirenas, la gente corre de un lado a otro buscando a sus pequeños que jugaban en el patio de la vecina, sus madres los toman en brazos y asidos fuertemente emprenden la carrera hacía los refugios no muy lejos de las sus casitas con sus huertos verdeados de tiernas judías, tomates pulposos rosados y las malas hierbas que crecen en el regato del agua.

A pocos metros, se levanta orgullosa la gran fundición «La Farga» y de sus chimeneas no cesaban nunca de expedir humo negro como copos que al posarse en la ropa tendida dejaban un vestigio de progreso industrial.
La Fraga…era el centro de los ataques de la zona Roja, los bombardeos se sucedían con demasiada frecuencia, las casitas colindantes estaban destruidas, los huertos desangelados, sin rastro de vida.

Entre tanto, un niña de unos nueve años corría hacía los refugios en medio de un descampado ,
eran dos a correr, la niña y su perro Chelín, las bombas caían cerca, demasiado cerca y las piernecitas no daban más de sí para correr y el perro Chelín no cesaba de ladrar y mirar al cielo.

En eso, la niña agotada de la corrida, se paró y viendo en el cielo un avión enemigo, no hizo otra cosa que levantar ambas manos para saludar al aviador.

La niña apreciaba bien el casco y las gafas del enemigo, este bajó en picado y cuando parecía que iba a ametrallarla, levantó el vuelo y se esfumó. La niña seguía saludándolo con sus brazos al tiempo que le decía a su perro Chelín:
« Mira, este aviador nos ha perdonado la vida, desde ahora rezaré por él, porque podía habernos matado y no lo ha hecho», ¡Anda, corre vamos a contarlo a la gente para que recen conmigo!

Esta niña, no era otra que mi madre, de ella aprendí a amar a los enemigos, a no odiar y a orar por todos ellos a demás de todas la almas del purgatorio, cosa que obligatoriamente hacíamos juntas , yo metidía en su cama mientras iba repasando a los vecinos , amigos y familiares que ya vivían en el cielo.

El 28 de enero del 2000, mamá salió a comprar al supermercado cercano a casa y una moto conducida por un muchacho alocado, la atropelló muriendo pocas horas después en el hospital.


Cuanto me enteré que mi mamá había fallecido ya habían trascurrido tres días , nadie la pudo identificar porque no llevaba documentación, fue providencial que la floristeria que aquella semana llevaba las coronas a la morgue, era un íntimo amigo de mamá y el chico encargado de recibirlas le dijo si sabía quien podía ser aquella señora que había sido atropellada en su calle. Al abrir el departamento, el florista quedó estupefacto...¡ Si es la Cinteta!.


Cuando me enteré de lo sucedido, me apresuré a llamar por teléfono a la mamá del muchacho que había provocado la muerte de mi madre, la señora titubeaba, su voz era cortada se notaba que sentía miedo a lo que yo pudiese decirle. Pero Simplemente le dije: «Señora Roser, no se preocupe todo ha sido una mala fortuna, no voy a denunciar a su hijo, quédeje tranquila» La señora lloró y como pudo me dijo que hacía tres meses había perdido a su marido, que estaba llena de deudas y el corazón destrozado. La serené y en la paz que en esos momentos Dios da, nos despedimos.


Aprendí tantas bondades de mi madre que deseo que poco a poco la vayan conociendo; han pasado muchos años y todas las noches rezo por las almas del purgatorio,por los amigos que hemos perdido y por aquel aviador enemigo que no osó matar a una niña con su perrito.

No se pueden ustedes imaginar ¡qué delicia de mujer era mi madre.!

Con ternura.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P



 
 

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Los sacerdotes que “abusaron” de mí.

Los sacerdotes que "abusaron" de mí.

Tue, 25 May 2010 22:01:00

CAMINEO.INFO.- Recibí este artículo que me envió un sacerdote amigo. Me gustó. En realidad esta es la verdadera acción de muchos buenos y santos sacerdotes, que pasan desapercibidos, que no salen en los periódicos, de los que nadie habla, pero que hacen una honda labor silenciosa y profunda, y que nos han ayudado tanto "abusando" de nuestra libertad, y empujándonos hasta el cielo. Dios les bendiga. 


Los sacerdotes que "abusaron" de mí 
Cuidémonos gravemente de tratar con ellos 


Cuando era muy niño, sin tener conciencia, sin libertad, sin poderme defender, uno de ellos me hizo hijo de Dios, heredero de la vida eterna, templo del Espíritu Santo y miembro de la Iglesia; nunca podré perdonarle haberme hecho tanto bien. 

Otro insistió, durante mis años tiernos, en inculcarme, violentando mi voluntad, el respeto por el Nombre de Dios, la necesidad absoluta de la oración diaria, la obediencia y la reverencia a mis padres, el amor por mi patria y un largo etcétera; me enseñó la utopía de no mentir, de no robar, de no hablar mal de otros, de perdonar y de todas esas cosas que nos hacen tan mojigatos y ridículos. 

Otro apareció diciendo que el Espíritu Santo debía venir a completar la obra comenzada en el Bautismo; que me harían falta sus dones y sus frutos, que ya era hora de que viniera en mi ayuda aquel que me haría defender la fe, como un soldado. ¡Qué osadía hablar en términos tan bélicos! Hizo en esa época que cuidara mi alma de las del mundo, que fuera noble, leal y honesto. 

Otro abusó dándome libros para leer, pues no le bastaban sus consejos, que hacían poner la mirada en la eternidad y vivir como extraños aquí, en la tierra. ¿Quién sacará ahora de mi cabeza los cuatro evangelios?, ¿Las glorias de María, de san Alfonso?, ¿La imitación de Cristo, de Tomás de Kempis?, ¿las Confesiones, de san Agustín?, ¿las Moradas, de santa Teresa? ¿Quién será capaz de curarme de todos esos tesoros que me marcaron para siempre? 

Otro abusó de mi ignorancia enseñándome cosas que no sabía; otro no hablaba, pero su vida virtuosa me inclinaba cada vez más a imitarlo. Hubo algunos que se aprovecharon de mí en momentos inesperados y me corrigieron, me alentaron y hasta rezaron por mí. 

Otros, cuando yo ya estaba en un círculo del cual no podía salir, se empecinaron con mi naturaleza caída y me incitaron a recibir a Jesucristo en su Cuerpo y Sangre para resistir los embates del enemigo, para fortalecer mi flaqueza y santificarme cada día más. Aunque, para aquel que lea esta denuncia le parezca que esto ya es demasiado y que más bien no se puede hacer, les digo que los abusos siguieron en aumento y que todo pasó a mayores: cada vez que conocía a un sacerdote, se aprovechaba de mí con renovados métodos, tales como reliquias, estampas, agua bendita, rosarios, bendiciones y oraciones de todo tipo, armaban una cárcel de tremendos beneficios que llegaron al límite de lo soportable. 

Quiero dejar claro esta injusticia llena de perversidad y que atiendan a mi reclamo en esta denuncia, porque sé que algunos de ellos me estarán esperando para seguir con esta iniquidad, sentado en un confesonario o al lado de mi cama cuando esté moribundo y que, aunque desaparezca, seguirán abusando con sufragios por mi alma y súplicas de misericordia. 

Quiero que se sumen a mi voz todos aquellos que han sido víctimas de estos atropellos y se han sentido ultrajados por estas personas, pues sé que a otros los han unido en matrimonio, a otros le descubrieron su vocación, a otros hasta llegaron a ayudarlos materialmente o guardaron con llave en su corazón para siempre secretos tremendos de sus miserias humanas. 

Cuidémonos gravemente de tratar con ellos, no les demos nuestros datos, no los miremos a los ojos, no les consultemos absolutamente nada, no sigamos ninguno de sus pasos, pues corremos el riesgo, un día, de caer en sus trampas y salvarnos eternamente.

Los jesuitas muestran la habitación donde murió San Ignacio de Loyola.

 
 

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Los chinos cuentan más rápido que los españoles

 
 

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via Genciencia on 5/17/10

Se encuentran en un bar un inglés, un chino y un español. No, no es el principio de un chiste. Es un experimento para demostrar cuán influyente es una lengua en nuestra arquitectura mental y nuestras capacidades y costumbres.

Y también en nuestras habilidades con la asignatura de matemáticas.

Imaginad que le pedimos al chino y al inglés que lean en voz alta esta serie de números: 4, 8, 5, 3, 9, 7, 6. Y que luego aparten la vista y se pasen 20 segundos memorizando al secuencia antes de repetirla en voz alta otra vez.

El resultado es sorprendente. El angloparlante tendría el 50 % de probabilidades de recordar la secuencia perfectamente. Pero el chino se acercara al 100 %. La razón de ello es que el cerebro humano almacena dígitos en un lapso de memoria que dura unos 2 segundos.

Es decir, que es más fácil memorizar lo que podemos decir o leer dentro de dicho lapso de 2 segundos.

Como habréis deducido, el chino, a diferencia del inglés, permite encajar estos 7 números en 2 segundos.

Como refiere Sanislas Dehaene en su libro The Number Sense:

Los numerales de la lengua china son notablemente breves. La mayor parte de ellos pueden pronunciarse en menos de un cuarto de segundo. Por ejemplo: 4 es si; y 7, qi. Sus equivalentes ingleses (four, seven) son más largos: su pronunciación lleva aproximadamente un tercio de segundo. El hueco de memoria entre el inglés y el chino obedece a esta diferencia de longitud. En lenguas tan diversas como el galés, el árabe, el chino, el inglés y el hebreo, hay una correlación reproducible entre el tiempo necesario para pronunciar los números en una lengua dada y el lapso de memoria de sus hablantes. En este dominio, la palma a la eficacia se la lleva el dialecto cantonés del chino, cuya brevedad otorga a los residentes en Hong Kong un lapso de memoria de 10 dígitos aproximadamente.

Por si esto fuera poco, también hay una gran diferencia en cómo se construyen los numerales en las lenguas occidentales y las asiáticas. En español, por ejemplo, se dice: dieciséis, diecisiete, dieciocho… pero también se dice once, doce, trece… Es decir, no hay mucha lógica lingüística.

En China, Japón y Corea todo es más sencillo. Allí tienen una manera de contar más lógica. 11 es dieciuno. Doce, diecidós. 24 es dosdiecescuatro.

Esta diferencia significa que los niños asiáticos aprenden a contar mucho más rápido que los occidentales. Los niños chinos de cuatro años saben contar, por regla general, hasta cuarenta. Los niños estadounidenses de esa edad sólo saben contar hasta quince, y la mayoría no alcanza a contar cuarenta hasta cumplir cinco años. En otras palabras, a los cinco años, los niños estadounidenses ya se han rezagado un año respecto de los asiáticos en la más fundamental de las habilidades matemáticas.

Estas estructuras lingüísticas provocan que el sistema asiático sea más transparente, lo que determina una actitud distinta hacia las matemáticas: en vez de ser una materia que sólo se puede estudiar de memoria, presenta un modelo inteligible y, por tanto, más fácil de afrontar:

La regularidad de su sistema numeral también significa que los niños asiáticos pueden realizar operaciones básicas, como la suma, con mucha más facilidad. Si uno pide a una niña hispanohablante de siete años que sume mentalmente treinta y siete más veintidós, tendrá que convertir las palabras a números (37 + 22) antes de efectuar la operación: 2 + 7 = 9; y 30 + 20 = 50, lo que hace un total de 59. Pero si uno pide a un niño asiático que sume tresdiecesiete y dosdiecesdós, éste no necesita visualizar nada: ya tiene delante la ecuación necesaria, encajada en la oración. No necesita ninguna traducción a cifras para calcular que tresdiecesiete más dosciedesdós es igual a cincodiecesnueve.

Así no es extraño observar, sumándole otras ventajas que ya comentamos en otro artículo, que los estudiantes de China, Corea del Sur y Japón (y los hijos de inmigrantes recientes que proceden de aquellos países) hayan superado considerablemente a sus colegas occidentales en matemáticas.

Vía | Fueras de serie de Malcom Gladwell




 
 

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Las ciudades son más ecológicas que el campo

 
 

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via Genciencia on 5/19/10

A pesar de las apariencias, a pesar de que un capo verde ácido nos pueda parecer mucho más acorde con la naturaleza que una ciudad atestada de rascacielos, lo cierto es que la vida en la ciudad es más ecológica que la vida en el campo.

Al menos hablando en términos porcentuales.

Y no hace falta que en el campo que visitemos haya vacas. Es decir, esas gigantescas fábricas andantes que contribuyen en el efecto invernadero de la Tierra. La gente piensa que lo peligroso son sus ventosidades, pero no es así. Lo que produce una media de 340 litros de metano al día son los eructos de la vaca. O sea, el 4 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La cría de ganado produce el 18 % de todos los gases de efecto invernadero (más que todos los coches y otras formas de transporte).

Vacas aparte, las personas que viven en ciudades contaminan menos individualmente que los que viven en el campo, tal y como expone el economista Tim Harford:

Eso será una novedad para muchas personas, incluida mi suegra, que vive en Lake District y está convencida de que las ciudades son concentraciones asfixiantes de libertinaje, contaminación y derroche. Y algo de razón tiene. Las ciudades, ciertamente, producen más contaminación por cada kilómetro cuadrado. Sin embargo, si la medimos por persona, la cosa cambia. Los residentes de Manhattan van andando a comprar a la tienda de ultramarinos; viven en pisos muy pequeños y tienen poco espacio para amontonar cosas; utilizan el transporte público mucho más que otros estadounidenses; consumen gasolina al pequeñísimo nivel que el resto del país lo hacía antes de la Gran Depresión; y se desplazan por innumerables viviendas y oficinas a través del medio de transporte masivo de mayor eficiencia energética: el ascensor. Encuentra a ocho millones de estadounidenses que vivan en el campo e intenta que quepan en Nueva York con todas sus pertenencias: las salas de juegos, los cobertizos, los coches todo terreno y los muebles de jardín formarían una pila mucho más alta que el Empire State.

El periodista David Owen confesó que cuando se mudó de Nueva York a una ciudad pequeña, su recibo de la luz aumentó casi diez veces (incluso sin tener aire acondicionado) y pasó de no tener coche a poseer tres.

Esta fue su conclusión: Manhattan es "una utópica comunidad ecologista."

Así que, puestos a elegir, es mucho mejor que la gente se aglomere en ciudades grandes tipo Blade Runner que en valles suizos mientras suenan las notas de Sonrisas y lágrimas.

Vía | La lógica oculta de las cosas de Tim Harford




 
 

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Nuestro cerebro elige por nosotros un poco antes que nosotros

 
 

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via Genciencia on 5/20/10

Tendemos a pensar que nuestras decisiones están tomadas por nosotros mismos. Pero una serie de sorprendentes experimentos revelaron que lo que ya llamamos "nosotros" vive una copia de la realidad ligeramente retardada. Quien maneja los hilos es otra persona que tiene la forma de nuestro cerebro.

Cuando cualquiera de vosotros piensa que está tomando una decisión, en realidad no hace más que contemplar pasivamente una especie de vídeo interno retrasado (concretamente con un retraso de 300 milisegundos) de la auténtica decisión que tuvo lugar inconscientemente en el cerebro un buen rato antes de que "se os ocurriera", por ejemplo, levantar un brazo.

El neurocientífico Michael Gazzaniga lo expresa así:

Ben Libet determinó que los potenciales cerebrales se activan 350 milisegundos antes de que tengamos la intención consciente de actuar. De modo que antes de que seamos conscientes de que estamos pensando en mover el brazo, nuestro cerebro ya está trabajando para realizar el movimiento.

Visto así, entonces, ¿qué papel tiene la voluntad consciente en el acto voluntario? ¿Somos responsables de lo que hacemos? Más o menos. Aunque el envío de la orden para realizar un acto se realiza antes de que voluntariamente lo hayamos querido, lo cierto es que disponemos de unos 100 milisegundos para detener ese acto (aunque no siempre, mirad lo que pasa cuando alguien amaga un golpe contra vuestra cara: cerráis los ojos aunque no queráis).

Como dijo el neurocientífico Vilayanur Ramachandran, entonces: "Esto sugiere que nuestras mentes conscientes tal vez no sean libres de hacer cosas, sino más bien de no hacerlas."

Pero ¿en qué consistió el experimento de Ben Libet para que pueda afirmarse que nuestro cerebro funciona más rápidamente que nuestra consciencia?

Libet utilizó pacientes que se mantuvieron despiertos cuando eran sometidos a un episodio de cirugía cerebral. Les pidió que movieran uno de sus dedos mientras observaba electrónicamente su actividad cerebral. De esta forma pudo comprobar que hay un cuarto de segundo de retraso entre la decisión de mover el dedo y el momento presente.

Otro experimento que realizó Libet fue el de poner electrodos sobre el córtex somatosensitivo de pacientes despiertos (la región del cerebro sobre las que circulan las informaciones sensoriales registradas a lo largo del cuerpo).

Con la ayuda de una débil corriente eléctrica, Libet provocó sensaciones en la superficie de la piel de los pacientes cuya duración temporal variaba deliberadamente. Comprobó que si disminuía la duración de los impulsos eléctricos, los pacientes percibían cada vez menos esta agresión y que por debajo de las 500 milésimas de segundo, no se enteraban de nada de lo que ocurría sobre su piel.

Vía | La evolución de la libertad de Daniel Dennett / Tendencias 21




 
 

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¿Podríamos dar la vuelta al mundo mediante el efecto de ascender en helicópt...

 
 

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via Genciencia on 5/20/10

Nuestra intuición nos dice que, si la Tierra rota tan velozmente, al dar un salto lo suficientemente alto sobre ella, el punto de salto se alejaría de nosotros.

La superficie de la Tierra rota a unos 450 m/s en el Ecuador, 2 veces la velocidad media de un 747. Entonces, ¿por qué no hay ninguna aerolínea ofreciendo baratos deslizamientos a destinos seleccionados?

La razón se debe a que los objetos que hay en nuestra atmósfera comparten la rotación del planeta. Cuando un helicóptero despega verticalemente, por ejemplo, se lleva con él la velocidad de avance, de manera que se mantiene la relación con el terreno.

La primera ley de Newton permite profundizar en los entresijos de la inercia. Galileo fue el que enunció que un sistema o conjunto que se mueve a una velocidad constante tiene las características de un sistema en reposo. Por eso en un tren a velocidad constante nos podemos mover libremente como si estuvieramos en tierra. Y también una mosca puede volar por el interior del tren sin verse obligada a acelerar a la velocidad del tren.

Podría conseguirse alguna mejora si nos eleváramos tanto que penetrásemos en las correintes de aire de gran altitud generadas por la presión atmosférica.

Estas corrientes soplan a más de 180 km/s en relación con la superficie de la Tierra.

De hecho, este efecto fue el que permitió que el multimillonario y aventurero Steve Fossett conseguiera, en 2002, dar la vuelta al mundo en globo sin necesidad de propulsión ni ningún tipo de ayuda en sólo 13 días. Lo hizo partiendo de Northam (Australia) el 19 de junio de 2002 y regresando el 2 de julio de ese mismo año.

Más información | Manualvuelo




 
 

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